El equilibrio necesario para el desarrollo
económico y social de un país se encuentra amenazado continuamente. Esto por la
lucha constante entre unos poderes fácticos interesados en la producción de
bienes privados y otros políticos que prefieren modernizar la producción de
bienes públicos. Dicho conflicto se basa en que los primeros no comprenden la
necesidad de ciertos servicios esenciales que el sistema económico requiere
para funcionar eficientemente, mientras aprovechan que el resto se vayan
corrompiendo por completo.
Según la Constitución de los Estados Unidos,
el primer servicio esencial es la seguridad pública. Tras los atentados del 11
de septiembre de 2001, su Departamento de Seguridad Nacional (DHS, en inglés)
tiene la misión de prevenir ataques terroristas; reducir la vulnerabilidad ante
los mismos; minimizar el daño y ayudar en la recuperación de ataques; actuar
como punto focal con respecto a crisis naturales y provocadas por el hombre y
la planificación de emergencias; asegurar la seguridad económica; y monitorear el
tráfico ilegal de drogas y el terrorismo, coordinar esfuerzos para combatirlos
y, de lo contrario, contribuir esfuerzos para prohibirlos.[1]
La seguridad jurídica es la garantía
constitucional de protección personal de las leyes. En este sentido, un segundo
servicio esencial se refiere al Poder Judicial. En tercer lugar, la seguridad económica depende
cada vez más del flujo de bienes y servicios, personas y capital, y de
información y tecnología a través de las fronteras.
Del año 1974 al 2018, el neoliberalismo logró grandes
reducciones de impuestos para las empresas y los ricos, fluyendo así más dinero
hacia suplidores que a consumidores. Se
redujeron asimismo los gastos en programas sociales, aumentó el gasto militar
y, a su vez, los déficits por recaudos menores. Entre las fallas de mercado se
manifestaron recesiones, pobreza y desigualdad, explotación obrera y ambiental,
falta de servicios médicos y educativos. Aquellas burbujas bursátiles, tecnológicas,
inmobiliarias, etc. seguidas de recesiones, permitieron rescates que aumentaron
la oferta monetaria inyectando más dinero a los mercados financieros. Por eso
muchos trabajos se mudaron al extranjero ante el estancamiento de salarios (Schneider,
2019).
Ibid., los países que no están preparados para
lo que se avecina, se la pasan aun compitiendo para atraer inversiones mediante
incentivos, créditos contributivos, subsidios, etc. Mientras la típica corporación multinacional lo
que realmente persigue son bajas tasas de sindicación, un sector público
eficiente y anticorrupción, con el objetivo principal de maximizar sus
ganancias a corto plazo. Así de
desenfocados se encuentran muchos gobiernos. Actualmente, el gobierno federal controla
alrededor del 30 por ciento de la economía estadounidense; y China es el mayor
país exportador del mundo y fabricante de automóviles.
Para Soros (2002), la teoría económica ha
producido resultados indeterminados porque las expectativas no pueden ser
racionales en tiempos de tan radical incertidumbre. Es por lo que no ha podido lograrse
equilibrio alguno. Ante dicho panorama,
los mercados financieros son inestables porque tienden a desplazarse hacia los
extremos y, eventualmente, se rompen. Es un terreno de juego inherentemente
desigual.
[1] Homeland Security Act of 2002
Soros, G. (2002). Globalización. Editorial Planeta.
Schneider, G. (2019). Microeconomic Principles and Problems: A Pluralist Introduction. Routledge.
Soros, G. (2002). Globalización. Editorial Planeta.
Schneider, G. (2019). Microeconomic Principles and Problems: A Pluralist Introduction. Routledge.